MI CAMINO: LO QUE ME DABA MIEDO, ERA MI PUERTA​

 

Siempre fui una niña sensible. Sentía más de lo que podía poner en palabras. A veces era como si mi piel estuviera más fina que la de los demás: todo me atravesaba más fuerte, y lo que otros parecían ignorar, yo lo vivía como un torbellino dentro de mí. Pero muy pronto entendí que esa sensibilidad no era bien recibida.
Que llorar “demasiado”, sentir “demasiado” o decir lo que me pasaba, incomodaba.
Así que aprendí a esconderlo.

​

En lugar de mostrar mi vulnerabilidad, me construí una coraza. Prefería ir de fuerte, de dura, como si nada me importara. Era más fácil aparentar frialdad que mostrar lo frágil que me sentía por dentro.

​

Con el tiempo, las emociones se fueron acumulando como nudos en el pecho. Y la vida –con sus pérdidas, enfermedades y duelos– me obligó a crecer demasiado rápido, a sostener más de lo que una niña podía sostener. Crecí en silencio… pero con una intuición encendida.

Mientras por fuera cumplía lo esperado y aparentaba que todo me daba igual, por dentro algo en mí buscaba respuestas más profundas. Una mirada capaz de sostener lo que otros no se atrevían ni a nombrar.

​​

La paradoja es esta:

 

Lo que más miedo me daba, fue lo que me devolvió a mí.
Y lo que más escondía, se convirtió en mi mayor medicina.

Hoy entiendo que esa sensibilidad que tanto ocultaba no era debilidad: era mi fuerza.
No era un defecto: era el camino de regreso a mí misma.

​

​

HOY, MI PROPÓSITO ES ACOMPAÑARTE A RECONOCER LA TUYA.

​

Hoy sé que mi sensibilidad no era un peso, sino mi mayor brújula.
Lo que antes escondía por miedo al juicio, hoy es lo que me permite acompañar a otras mujeres con verdad y profundidad.

​

Trabajo desde un enfoque integrativo, emocional y simbólico, donde tu historia no se fragmenta: se honra.
Un camino que fusiona psicología y espiritualidad, cuerpo y energía, mente y alma.
Un camino que no te pide que aparentes ser fuerte, sino que te atrevas a habitarte tal y como eres.

Porque lo que necesitamos no son más máscaras ni teorías bonitas.
Lo que realmente transforma es:

​

• aprender a sostenerte cuando todo tambalea,

• volver a ti cuando te pierdes,

• activar tu verdad interna cuando el miedo amenaza con callarte.

​

Ese es mi trabajo.

​

🌿 guiarte a ver lo que te limita de raíz
🌿 acompañarte a sanar lo que duele y no sabes nombrar
🌿 devolverte a tu intuición, tu fuego y tu claridad interna
🌿 recordarte que tú eres tu refugio… y también tu revolución

​

✧ MI VISIÓN​

Creo en una forma de acompañar que sea humana, profunda y sin filtros.
No en el postureo espiritual, ni en las fórmulas rápidas que prometen paz mientras te hacen negar lo que sientes. Creo en la sensibilidad como fuerza.

En la autenticidad como camino.
En la vulnerabilidad como medicina.

Por eso trabajo con mujeres que ya han recorrido parte del camino, pero sienten que todavía no están viviendo desde su verdad.

Mujeres que no quieren más información dispersa, sino una integración real.
Mujeres que están listas para dejar de esconder lo que son, y empezar a recordar quiénes son en esencia.